jueves, 24 de diciembre de 2009

Una micro pastorela

Creo que éste es un buen día para compartirte éste texto que a mí me parece muy divertido. Lo encontré allá por el '79 en una página de chistes, y no tengo idea de quién es el autor. Si de casualidad tú lo sabes, avísame para darle su crédito.

Primero pensé en poner una mis pastorelas (por si no lo sabías, el buen Joel y yo hemos escrito como diez mil y algunas hasta son medio buenas) pero todas son muy largas para una entradita de blog. Pero si algún día quieres una, pídemela con confianza.

No me resta más que desearte una muy feliz Navidad. Cena mucho y bebe más. Y ahora sí la pastorela:

En una llanura sin espesura surgen tres personajes que son: el diablo,
el arcángel San Miguel, y un viejo pastor:
Sale el diablo padrotamente vestido de rojo, diciendo:
"Yo por estos montes diviso gente acostada. ¿Quién hijos de la
chingada habitáis en estos montes?"
Un viejo pastor al escucharlo, le contesta:
"Yo soy el viejo pastor, que las montañas albergan y no me importa que
seas el diablo: a mí me pelas la verga."
El diablo, enojado, responde:
"¡Cállese, escuincle gritón, no le hable así a su padre! ¡Quítese lo
valentón, y váyase a chingar a su madre!"
Contesta el viejo pastor:
"En verdad que eres infante y no le temo al fuerte rojo. No me importa
que seas el diablo: ¡Yo a los diablos me los cojo!"
El diablo enfurecido se abalanza para agarrarlo a punta de chingadazos
cuando, de repente, surge (¿quién, si no?) ¡El arcángel San Miguel!
"¡Detente Satán maldito! ¡No abuses de tu poder! Que si a este pendejo
quieres joder, ¡a mí me pelas el pito!"
El diablo queda perplejo con la aparición y se dice para si:
"Este pinche pastor me apantalla y hasta me hace ver visiones. Le voy
a poner en su madre y a bajarle los calzones."
A lo que el arcángel San Miguel contesta:
"¡Ninguna visión, cabrón, del meritito cielo vengo, y con esta verga
que tengo, te voy a dejar panzón!"
Los dos se enfrentan en cruenta batalla, donde surgen cocolazos,
fregadazos y guamazos. Al final, el diablo todo madreado, le dice al
arcángel:
"¡Venciste, Miguel, venciste! Guarda ya tu larga espada; ahora sé que
me venciste y me voy a la chingada."
Entre porras y rechiflas se cierra el telón. Si esta obra te gustó,
ríete no seas cabrón. Y si después de la oída no te gustó la
puntada... como dice San Miguel:
"¡Vete mucho a la chingada!"


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Me llamo Leo, y si no hubiera sido informáticoempresarioconsultordesistemas, habría sido un arcángel.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Tu horóscopo para éste fin de semana (27 al 29 de noviembre)

Aries: Te espera un fin de semana aburrido. No conocerás chiquitas intensas, ni beberás nada de alcohol. Es más, no vas a salir ni al cine... Jajajaja, ¿A poco te la creíste? Tranquilo, chavo, vas a a rockear durísimo como siempre.

Tauro: Tus amigos te abandonarán a tu suerte y te sentirás más sólo que nunca antes. Mantente alejado de las galletas de animalitos, no sea que te quieras abrir las venas con eso. Pinche emo de shit.

Géminis: El fin de semana es propicio para aprovechar tus dotes culinarias y ensayar ésa nueva receta que tienes en la mente.

Cáncer: Es tiempo de comenzar a hacer nuevas actividades, que disminuyan el estrés de tu vida diaria. Por ejemplo, podrías tomar clases de Yoga... Fire y de Yoga Flame.

Leo: Tienes que bajar tus expectativas si quieres conocer a tu pareja ideal. Tu problemas es que piensas que te mereces algo como una combinación entre Ghandi y Einstein, con el dinero de Bill Gates y el físico de... de... ¿Quién le gusta a las chicas hoy en día...? Ah ya sé, por ejemplo, el físico del joto ese de la película de vampiros jotos que está de moda. Bueno, tú quieres algo como eso, pero la realidad es que a lo más que podrías aspirar es a alguien como el Changoleón, o cómo el monito ése vestido de Superman que siempre mandan en cadenas por email. Si eres hombre es lo mismo, nada más cambia a la persona a la que aspiras por Megan Fox y a la que te mereces por Elba Esther Gordillo. En fin, ajústate a tu realidad y te irá mucho mejor.

Virgo: Me agoté tanto escribiendo el de Leo que no voy a checar las estrellas para ti. Y hazle como quieras, me vale madre.

Libra: -Él-: Un buen fin de semana para conocer más de ésos negrotes cubanos que tanto te gustan. Por tu bien, espero que te quedes en casa en lugar de salir y volverte más puto de lo que ya eres. -Ella-: Un buen fin de semana para conocer más de ésos negrotes que tanto te gustan. Y no estoy hablando precisamente de personas de raza negra, zorrita. Mi recomendación es que te alejes de los orientales, ya sabes que tienen fama de tenerlo chiquito y te pueden decepcionar.

Escorpión: Como siempre, desperdiciarás las oportunidades de conocer chicas guapas y terminarás besando una gordis. Pero no te preocupes, al parecer vas a estar feliz con eso... por lo menos hasta que te empiece a mandar mensajes al teléfono cada media hora.

Sagitario: Al parecer, tampoco éste fin de semana saldrás de la rutina de siempre. Que persona tan aburrida te nos has vuelto eh, antes eras chévere.

Capricornio: Veo un viaje en puerta... y también un compromiso permanente. Bueno, todo indica que por fin vas a sentar cabeza a raíz de lo que pase en el viaje. Yo que tú, mejor no iba.

Acuario: ¿Sigues por acá? Después de tanto tiempo sin escribir horóscopos pensé que ya te habrías tirado de un puente... En fin, éste fin se semana no se concretarán proyectos, ni amores, ni nada... pero pasan un documental sobre animales venenosos en el Discovery, te recomiendo que lo veas para que saques algunas ideas.

Piscis: Mammoth Cave, en Kentucky, EE.UU., es la cueva más larga del mundo, al menos la más larga de todas cuantas se conocen. Está integrada por más de 591 kilómetros de pasadizos y cada año se van añadiendo varios kilómetros con los nuevos descubrimientos y conexiones.


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Por Leo y Joel, sus astrólogos de confianza.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Mala onda cuando tu casa pasa por un túnel.

(Suena el teléfono. No sé que tono utilice el hermano de Fercho en su celular, pero quiero pensar bien de él, así que digamos que en ese momento el ambiente se inundó con las notas del concierto para piano No. 2 de Rachmaninoff.)

-¿Diga?
-Hola, ¿habla Rutilio?
-Sí, ¿quién habla?
-Celerina, ¿te acuerdas de mí?
-(Celerina... Celerina... ¡Ah sí, la chica a la que le dí unos besotes en la fiesta de Filemón!) Claro que me acuerdo, ¿cómo estás?
-Bien gracias, oye ¿porqué no me has llamado?
-(Piensa rápido, piensa rápido.) Pues es que sí te marqué, pero me decía que tu número estaba fuera del área de servicio. (A huevo, eres un maestro Rutilio.)
-Pero si te dí el número de mi casa.
-...



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Me llamo Leo, y como lo anterior ni me pasó a mí, ni fui testigo directo, no tengo nada que decir al respecto; aparte, claro, de carcajear.

jueves, 29 de octubre de 2009

¿Viene con ustedes?

La primera vez que fui a una despedida de soltero, todos en mi grupo de amigos éramos unos jovenzuelos de blondos y largos cabellos y cuerpo atlético. El que se casaba era el de más edad entre nosotros. Fue, además, el primero de mis cuates que se casó por puro gusto y no porque hubiera embarazado a su novia.

Hicimos lo que nos pareció más apropiado para la ocasión, o sea, irnos a meter todos a un table. En ése entonces yo sólo conocía dos: uno de ellos era un tugurio de mala muerte donde por poco y violan a mi amigo Torcuato en plena pista (ah, que buena historia es ésa, la contaré otro día) y el otro era muy bueno, pero demasiado costoso para el limitado presupuesto que teníamos. Así pues, decidimos que la mejor opción era uno de medio cachete del que sólo sabía de oídas.

Debo decir que no fue una total decepción, había algunas chicas de buen ver. Pero después de disfrutar unos pocos bailes, decidimos salir huyendo por dos motivos: 1) La cuenta ya parecía número telefónico con todo y clave de larga distancia internacional, pese a que apenas llevábamos dos rondas de cervezas, y 2) Salió a la pista una chica que de espaldas era idéntica a mí, sólo que con cabello lago. Y créeme, nadie, ni yo mismo, quiere ver bailar una chica que se parezca a mí de espaldas. Nomás de acordarme me da un poco de asquito.

Así que salimos del lugar en busca de algún antro/bar/otro table/lo que fuera dónde emborracharnos. Entonces empezó el problema, porque tanto a mi amigo Peluchín como a mi amigo Joel se les ocurrió que era buena idea andar por la vida sin una identificación oficial. Pendejos.

Y así, empezó un largo peregrinar por la ciudad en una oscura época en la que en todos lados te pedían tu IFE a la entrada. Bueno, lo acepto, en ese entonces, como ahora, era raro el lugar donde de verdad te la pedían. Pero éramos un chingo de cabrones todos bien feos -menos yo-, así que pedir la credencial era el pretexto ideal de los cadeneros y hosts para no dejarnos pasar. Probamos de todo, desde antros de mala muerte hasta súperfresas; desde billares hasta otros tables. Y me cae que a dónde íbamos nos la pedían. Y con cada rechazo, el odio grupal a Peluchín y Joel crecía un poco más.

Al final, después de varias horas y cervezas camineras, llegamos al Callejón, un antro rockero que aún recuerdo con cierta nostalgia y el que, dicho sea de paso, se encontraba en insurgentes sur ¡Bien pinche lejos de nuestra ubicación original! Gracias, par de idiotas descredencializados.

Ahí, sucedió el milagro:

-Cadenero: ¿Y qué, a poco son todos ustedes?

-Torcuato: (Tímidamente y con voz suplicante) Sí.

-Cadenero: ¿Puro cabrón?

-Torcuato: Sí.

-Cadenero: Mmm... (Dudó un momento que pareció interminable, mientras examinaba nuestros rostros fatigados) Ok, está bien, pásenle (dijo al fin conmovido por nuestras expresiones).

En ese instante el cielo se abrió y para dejar pasar un rayo de luz dorada que iluminó al buen hombre mientras abría la cadena. Coros de ángeles cantaban ¡Aleluya! ¡Aleluya! y nosotros no podíamos ser más felices.

Y fue también en ese instante cuando Joel empezó a vomitar. Justo frente al cadenero. No era un vómito cualquiera, era la madre de todos los vómitos: abundante y oloroso. Todos nos quedamos atónitos mientras yo me preguntaba a qué endemoniada hora se había puesto tan borracho. Nunca lo supe.

Lo que sí supe es que se dejó de escuchar el coro celestial para dar paso al sonido del estómago de Joel vaciándose, y la luz luminosa se apagó para dejarnos en una oscuridad casi total dónde sólo se distinguían pequeñas gotas de vómito rebotando del piso y salpicando en todas direcciones (por fortuna, nadie estaba cerca de él, así que por lo menos no hubo heridos)

-Cadenero: ¿El viene con ustedes? Dijo al tiempo que cerraba de nuevo la cadena.

Todos nos quedamos callados, dudando. Por mi cabeza cruzaron muchas ideas: mandarlo en taxi a su casa, dejarlo encerrado en el coche, empujarlo al paso del primer camión que pasara...

El buen George, hombre de alma nobilísima y sensible, seguramente el de mejores sentimientos entre nosotros, fue el que habló. Y pese a que él en particular era la primera vez que se juntaba con ése grupo de amigos y nunca antes de ése día había visto a Joel, fue el único que no le dio la espalda:

-Buen George: Sí, viene con nosotros.

-Cadenero: Es que en ése estado no puede pasar.

-Buen George: Sí, entiendo. No importa, gracias de todos modos. (Dirigiéndose al resto de nosotros) Pues vámonos.

Y fue así como Joel nos arruinó la noche y tuvimos que regresar a nuestras casas con la cola entre las patas. Y fue así también como el Buen George ganó un montón de amigos por su buen gesto, y además salvó a Joel de que yo lo arrojara al arroyo vehicular, a una muerte segura.

Y colorín colorado, ésta triste historia de jovenzuelos frustrados se ha terminado.


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Me llamo Leo, y si no hubiera sido por el buen George, sería un asesino.

jueves, 15 de octubre de 2009

Guacamole a la Leo

El otro día en un correo, mi amiga Fong me escribió que tenía hambre y que pusiera aquí más recetas. Espero que ya no tenga hambre, porque ha pasado como un mes de eso, pero de todos modos haré caso a su petición. Y como lo pidió ella (quién es la amiga súper culta, inteligente, guapísima y chida que ya quisieras que te presentara pero no lo voy a hacer), no voy a poner cualquier receta, voy a poner LA RECETA. Por fin revelaré al mundo cómo preparar mi famosísimo guacamole (en serio, es famoso en varios estados). Pon mucha atención, porque algo así de grande no se lee todos los días.

Ésta receta alcanza para unas ocho personas -que coman como gente normal, no como mis amigos que siempre tragan como si no hubiera mañana-.


Primero los fierros:

-Un molcajete. (Ya sé que hoy en día nadie usa molcajete, porque las mujeres "liberadas" lo ven como un símbolo de sometimiento, y sienten que la cocina limita su realización personal y profesional, pero seguro tu abuelita tiene uno. Y si no, busca uno en algún mercado tradicional. Y si ya de plano no consigues, no te preocupes, ya te diré más abajo qué hacer en ese caso. Por cierto, por "liberadas" quise decir "pinches feministas necias, pendejas y huevonas").
-Un cuchillo filoso.
-Una tabla para picar (escribir eso siempre me causa mucha gracia, jajaja).
-Un comal.
-Un tenedor.
-Un exprimidor de limones (opcional).
-Muchas servilletas de papel. Mientras más grandes, mejor.
-Una estufa, o algo donde se pueda encender fuego. Si es de carbón, mejor.
-Un tarja, lavabo o cualquier otra cosa de donde se pueda obtener agua corriente.
-Jabón o detergente.
-Un contenedor para el guacamole, dos tres grande (puede ser una salserota o un refractario).
-Una cuchara grande de madera.
*Nótese que no usaremos licuadora. La licuadora es para los débiles y arruina por completo el sabor.


Los consumibles, digo, comestibles:

-Seis aguacates grandes y maduritos, pero que no estén pasados, de los de cáscara dura. Si no sabes escoger aguacates, llévate a alguien que sepa.
-Limones. No te puedo decir cuántos porque depende de qué tan jugosos estén, no seas wey. Pero calcula que sean los suficientes para sacar más o menos 1/5 de taza de jugo.
-Sal. Un puñito alcanza, pero es al gusto.
-1/4 de cebolla medianona.
-Unos diez chiles verdes de árbol de buen tamaño. Pueden ser más si lo quieres picosón, pero nunca menos, porque no sabría chido.

Tal vez en éste momento estés pensando "Que pendejo, a éste wey se le olvidó el ajo y/o el cilantro y/o el jitomate". Yo te respondo ¡QUE MUERAN EL AJO, EL JITOMATE Y EL CILANTRO! ¡SOBRE TODO EL AJO QUE ESTÁ SOBREVALUADO! Mi guacamole es tan delicioso que no necesita de más ingredientes.

Los que le ponen ajo y/o cilantro y/o jitomate al guacamole son unos necios que no saben cocinar y les deseo de todo corazón una próxima muerte lenta y dolorosa.

Además creo que las personas que usan el ajo demasiado tienen sus sentidos atrofiados. El ajo se debe usar con muchísimo cuidado y sabiduría para no arruinar el platillo y casi nadie lo hace bien. Y no se le debe poner a cualquier platillo, muchísimo menos a un guacamole. Y es todo lo que tengo que decir al respecto.


Ahora sí, la preparación:

1) Sobre la tabla para picar (jajaja) y utilizando el cuchillo filoso, pica la cebolla finamente (o sea que queden pedazos chiquitos, no que te pongas frac y guantes). Recuerda evitar cortarte, y si lo haces, no salpiques de sangre la cebolla.
2) Vacía la cebolla en el recipiente que hayas elegido y agrega el jugo de limón y la sal. Mezcla ligeramente y distribuye uniformemente la cebolla en el fondo del recipiente. Como ya te habrás dado cuenta, a menos que tengas retraso mental, el objetivo es que la cebolla se marine, curta, macere o como prefieras llamarle a ese proceso de dejarla en limón y sal.
3) Deja de llorar.
4) Lávate las manos con más jugo de limón, porque seguro te apestan a madres.
5) Lávate las manos con agua corriente, para que no te queden pegajosas.
6) Prende el fuego de la estufa. Ten mucho cuidado de no quemarte.
7) ¡Te dije que tuvieras cuidado idiota! Es una quemadura leve, agúantate como los machos, que al rato vienen las master.
8) Pon el comal sobe el fuego.
9) Lava muy bien los chiles con agua corriente y jabón o detergente. Debes enjuagarlos y secarlos bien.
10) Seca los chiles.
12) Lávate las manos.
13) Uno a uno, torea los chiles y déjalos asando sobre el comal. Y no, no es necesario que te pongas traje de luces. Ése chiste ya está más quemado que la guardería ABC. Hay dos formas: a) La de expertos, que consiste en hacer rodar con la palma de tu mano el chile sobre el comal hasta que esté bien asado; el problema es que corres el riesgo de sufrir quemaduras de tercer grado y conociendo lo wey que estás, mejor no los hagas de ésta forma, sino de la forma b) La de nenitas como tú, que consiste en poner el chile entre tus manos -sin albur, no cabe duda de que eres vulgar, corriente, de lo peor y de la calle- y hacerlo rodar entre tus palmas hasta que sientas que las semillas se desprenden. Después lo pones a asar.
14) A partir de éste momento, y durante los próximos tres días, no se te ocurra tocarte los ojos con las manos. Sobre advertencia no hay engaño. Si eres chica, o eres wey y estás circuncidado, nada de autosatisfacción sexual por el mismo período. Un día se me ocurrió ponerme romántico con una chica después de hacer guacamole, y créeme que jamás en la vida me han mentado la madre tantas veces, ni me han dado tantos madrazos; sobra decir que fue la última vez que la señorita en cuestión se prestó conmigo al romanticismo.
15) Con la servilleta de papel limpia todo el desmadre que hiciste hasta el momento. No olvides recoger todas las semillas de chile que volaron para todos lados de los chiles que se te rompieron entre las manos.
16) Una vez que los chiles estén bien asados por el lado que hace contacto con el comal, voltéalos.
17) Sobre la tabla para picar (jajaja) y utilizando el cuchillo filoso, pica los chiles finamente.
18) Vacía los chiles en el recipiente junto con la cebolla. Mezcla ligeramente y deja reposar media hora.
19) Aprovecha ése tiempo para apagar el fuego y limpiar el desmadre con servilletas de papel.
20) Ahora sí, puedes llorar a gusto por tus quemaduras. Recomiendo poner ambas manos bajo el chorro de agua fría para mitigar el dolor. Yo te advertí que no hicieras la técnica de toreo para expertos ¿no? A mí no me eches la culpa.
21) Uno a uno, separa la pulpa de los aguacates de la cáscara y la semilla. Lo mejor es partirlos por la mitad con el cuchillo, quitar la semilla con los dientes -teniendo mucho cuidado de no babear- y retirar la pulpa de la cáscara con la cuchara.
22) Limpia con múltiples servilletas de papel el desmadre de aguacate que hiciste en tus manos, el piso, la mesa, etc.
23) En el molcajete, muele ligeramente la pulpa del aguacate -o sea, no tiene que parecer puré, ni mucho menos licuado, por eso digo que ligeramente-. No tienes que ponerlos todos al mismo tiempo, sobre todo si el molcajete es pequeño; puedes hacerlo por partes. Conforme lo vayas moliendo lo vas vaciando al recipiente con la cebolla y el chile.
*En caso de que no tengas molcajete, vacía toda la pulpa en el recipiente y machácalo con la cuchara de madera. Te va a costar trabajo, sobre todo si no me hiciste caso y escogiste aguacates medio verdes, pero sí se puede.
24) Tira toda la basura, incluidas las semillas del aguacate. Con ésta receta, seguida al pie de la letra, alteramos las propiedades del guacamole de tal forma que la oxidación tarda mucho más que en los guacamoles comunes y corrientes, por lo que no es necesario hacer el truco de echarle semillas para que no se ponga café. Ya que hayas recogido tu basura, repite el paso 22.
25) Revuelve muy bien con la cuchara el aguacate con la cebolla y el chile.

Listo, acabas de preparar el mejor guacamole que hayas probado en tu vida. Lo puedes comer con tacos, quesadillas, tortas, totopos , sólo y un largo etcétera. Yo lo recomiendo con carne al carbón y queso derretido, montado en tortilla hecha a mano.

Eso es todo por hoy, come frutas y verduras.


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Me llamo Leo, y si no hubiera sido informáticoempresarioconsultordesistemas, habría sido chef.

lunes, 21 de septiembre de 2009

El buen camino del Señor

Por motivos de laborales, no había tenido tiempo de escribir nada, tengo como mil historias a la mitad. Prometo ponerme pronto al corriente. Mientras te dejo una conversación, que si bien es breve, está llena de sabiduría.

Hablando con el Fercho de cierta situación que vivió un amigo mutuo con su mujer, nos pusimos a reflexionar de la siguiente manera:

-Wey, es que no mames, pinches viejas están todas locas. Unas más que otras y de diferente manera, pero todas tiene algo mal en su cabecita.

-Tienes toda la razón. Yo por eso ya mejor me voy a meter de jesuita, y seguir el buen camino del Señor.

-Es el mejor camino que podemos tomar; yo esta vida ya no la veo como negocio. Además, a lo mejor las monjas no están tan locas.

-Y puede ser que encontremos algunas guapetonas, man.

-...

-...Bueno, por lo menos dijiste monjas y no monaguillos.


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Me llamo Leo, y si no hubiera sido informáticoempresarioconsultordesistemas, habría sido jesuita.

martes, 25 de agosto de 2009

De monosílabos y sonidos guturales III

Hablo por teléfono con uno de mis mejores amigos, mientras fumo un cigarrillo. Charlamos de lo usual: novedades en la oficina, novedades con los clientes y mujeres.
Es entonces cuando la veo salir del edificio. Me saluda agitando la mano y sonríe. Yo trato de hacer lo mismo, pero mi mano se mueve como si tuviera Parkinson. Ella hace una seña girando la muñeca indicando que regresará pronto y camina en dirección contraria a donde estoy.
-Y son todas las novedades por acá. Al rato entrego la propuesta del... nuevo... sistema... wam... jus... lar...
-¿Que te pasa wey?
-Maf dan bal.
-Está pasando ella por ahí, ¿verdad?
-Sí.
La pierdo de vista. Por la seña que hizo y la hora que es, asumo que fue a conseguir algo para comer. Un repartidor o el carrito de Fortes Donuts. Doy dos pasos al frente y la veo de nuevo. Es la segunda opción. Los sandwiches de ahí son malísimos pero sirven para salir del paso cuando no tienes tiempo de salir. Regreso a mi posición original junto al cenicero.
-¿Cómo se ve hoy?
-Preciosa.
-¿Cómo está vestida?
-Blusa azul, pantalón gris. No mames, creo que va a venir para acá, así que manténte en el teléfono hasta que regrese.
-Ok. ¿Cómo viste a la chica de ayer?
-Ah pues me cayó muy bien, además está guapa. Yo digo que te avientes...
Seguimos platicando un rato y la veo caminando hacia mí, sonriendo. Conforme atraviesa toda la explanada del edificio yo voy pediendo mi capacidad de conectar una palabra con otra. Diez metros y mi mano comienza a temblar. Dejo el cigarrillo en mi boca y pongo la mano en el bolsillo. Cinco metros y los colores se me suben al rostro. Está a dos pasos de mí y siento una gota de sudor frío recorriendo mi espalda.
-...Además tiene bonita sonrisa ¿no? Ya tiene tiempo que la conozco, pero nunca se había dado nada, porque...
-Entonces mándame la propuesta cuando la termines para echarle un ojo y te la regreso con mis comentarios, ¿ok? Si hay alguna otra novedad me llamas. (A huevo, siempre es mejor que crean que estás en algo importante).
-Jajajaja, sale pues, nos vemos.
-Bye. Cuelgo el teléfono.
-Hola Leo, ¿Cómo estás?
-Geryuuiwe ¿Yrhg iud?.
-También bien, gracias. ¿Me invitas un cigarro?
Le ofrezco el cigarrillo con muchísimo trabajo. El temblor de mi mano es incontrolable y siento las piernas de mantequilla. Ella toma el cigarrillo, me sonríe y yo empiezo a ver luces mientras el aroma de su cabello termina de envolverme como un manto (Resiste muchacho, no te me vayas a desplomar ahorita).
En lugar de llevarse al cigarrillo a la boca, se me queda viendo fijamente a los ojos. Pasan como diez mil años en los que yo me mantengo paralizado y sin saber qué hacer. Al parecer, espera que yo haga algo (Piensa, Leo, piensa, algo no está bien en ésta escena) ¡Claro! No le he encendido el cigarrillo.
-Wwer djldf oie.
Le enciendo el cigarrillo después de murmurar mi intento de disculpa. Ella vueve a sonreír y yo me doy cuenta viendo mi reflejo en el cristal frente a mí que acabo de poner una cara de pendejo como jamás creí que fuera posible.
-Oye, muchísimas gracias por tu ayuda con blah blah blah...(No sé que está diciendo, mientras habla sólo veo el movimiento de sus labios completamente hipnotizado. en mi imaginación ya tenemos hasta nietos)
-Ah, sí, iureui err ej.
-Te debo unos choco roles, no creas que se me ha olvidado. Al ratito te paso a buscar a tu lugar y vamos por ellos ¿va?
-¿?
-Bueno, si tienes tiempo...
-(¡Ah claro! el favor que le hice con su aplicación. Así que de eso estaba hablando... en efecto,
cuando le envié el correo para decirle que ya estaba listo, le dije que le iba a cobrar unos choco roles. Pude haber dicho un café, o una comida, unas cervezas incluso, pero dije choco roles. Hasta por correo electrónico soy un pendejo con ella) Eh, sí, claro, pasa en la tarde.
-Bueno, me despido Leo, nos vemos al ratito.
Beso en la mejilla que quema como de costumbre. Ni siquiera puedo responderle nada, sólo sonrío con mi cara de idiota mientras la veo alejarse. Tardo un par de minutos más en recuperar la calma suficiente y regreso, sintiéndome completamente embriagado por ella.
Ya pasaron varias semanas de eso. Hasta ahorita, me sigue debiendo los pinches choco roles.


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Me llamo Leo, y si no hubiera sido informáticoempresarioconsultordesistemas, habría sido un idiota. Bien, lo acepto, sí soy un idiota.

viernes, 21 de agosto de 2009

Tu horóscopo para éste fin de semana (21 al 23 de agosto)

Aries: En el amor… te va ir de la shit, la chica a la que crees estar acercándote, se siente acosada y está a punto de pedir que te alejes antes de usar el gas que carga en la bolsa. En el dinero… pues como es costumbre te va a ir muy mal, mientras no desistas de embriagarte más de tres días a la semana.

Tauro: En el amor… no mames los astros brillan para ti de una forma inesperada, la chica que tanto deseas y necesitas, está ahora en la puerta de tu casa. Ábrele cabrón, que hace frio y llueve de la chingada; además quiere que le devuelvas su ropa interior (la que te pusiste la última vez que se vieron). En el dinero… las cosas empiezan a cambiar un poco: si antes no te alcanzaba para el fin de semana ponerte pedo, ahora con vieja menos.

Géminis: En el amor… tas bien cabrona y las estrellas me dicen que te quedaras así, lo siento. En el dinero… aunque no te va bien porque no lo tienes, no te preocupes, siempre podrás vender pasteles a fuera de cualquier templo ó escuela (y siempre está abierta la posibilidad de buscar trabajo).

Cáncer: En el amor… dice el gran Oráculo: si no encuentras una chica que te quiera y te deje libertad para salir con tus arianos amigos, no te involucres de más. En el dinero… puedes estar tranquilo, sabrás en todo momento en qué gastas todo (checa la línea de arriba).

Leo: En el amor… recuerda las palabras sabias de ese gran filósofo-poeta y gran adivinador del futuro: “todos los hombres son Iguales”, menos él. En el dinero… pues no cambiará mucho el asunto, llevas casi un año con lo mismo, no esperes milagros.

Virgo: En el amor… nada bueno. En el dinero… nada bueno. Buscamos en otros asuntos de tu vida y nada bueno. Recomendación: no salgas este fin de semana.

Libra: Él: En el amor… estás de suerte, por fin tendrás tu dotación de negro cubano que tanto te prometieron los astros, prepárate. En el dinero… tus ahorros se verán seriamente afectados al cumplirle sus caprichos a ese negrote que te encanta; al final será dinero bien gastado. Ella: En el amor… pues ni cómo ayudarte, aún metiendo tu verdadera edad los astros no encuentran nada para ti. En el dinero… mal, pero muy mal, debido a lo anterior terminarás ebria, y besuqueando a cualquier wey mamey, que se te hará guapo, pero seguramente será gay.

Escorpión: En el amor… no tendrás problemas, pues tus gustos tan, digamos, particulares, te harán buscar amos por kilos, y ellas no podrán resistirse a los lindos chinos de perro a medio mojar que te cargas. En el dinero… serás pobre mientras estés dedicándole tiempo, dinero y esfuerzo a ese auto que ahora tanto amas y que con gusto venderás al primer postor.

Sagitario: En el amor… pinches estrellas, dicen que te va bien, que hay boda en puerta. En el dinero… como eres una interesada de primera, lo tendrás, aunque no en muy grandes cantidades. Sólo recuerda que el dinero no es la vida, es tan solo vanidad.

Capricornio: En el amor… olvídate de él, hace mucho que abandono tu camino. En el dinero… la cosa cambia, si sigues con ese ímpetu y con esas ganas de seguir tomando, muy pronto te lo acabarás.

Acuario: En el amor… no vemos nada. En el dinero… tampoco vemos nada. ¡Ah! es que ya deberías estar muerto según los astros.

Piscis: Hoy en día la programación es una carrera entre los ingenieros de software, afanándose por construir mejores y más grandes programas a prueba de idiotas, y el Universo, intentando producir mejores y más grandes idiotas. Hasta ahora, el Universo va ganando.

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Por Leo y Joel, sus astrólogos de confianza.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Ésto está en ruso

El sonido insistente del celular me despierta. Todavía me siento dormido y borracho, pero contesto la llamada. Es mi amigo -y socio- Florencio.

-Wey, no mames. Se te olvidó la reunión de accionistas. ¿Dónde estás?

Volteo a mi alrededor buscando alguna pista. Junto a mí hay una rubia de piel blanquísima y desnuda dándome la espalda. A los pies de la cama, una pelirroja de cabello corto e igualmente desnuda duerme hecha un oviillo. Finalmente, volteo a ver el reloj: son las 6:32 A.M.

-No sé wey...¿Porqué llamas tan temprano? ¿A qué hora es la reunión?

-No seas payaso, si son las nueve y media de la noche. Acaba de terminar, empezó a las cinco.

Hago cuentas mentalmente durante un par de segundos, y pienso en las ciudades que hay en éste huso horario. Al fin respondo:

-Wey...creo que estoy en Moscú.

-¿Rusia? No mames, pendejo, ¿Qué chingados haces en Rusia?

-No sé, wey, no sé. Déjame pensar...

Hago un gran esfuerzo por recordar, hasta que algunas imágenes empiezan a llegar a mi mente.

-Pues estaba contigo, Torcuato y el Moncho. ¿No fuimos al antro nuevo ése que dijiste que era la onda?

-¡Pero eso fue la semana pasada! Cabrón, un día vas a terminar bien mal. Ese día ví que te saliste con una vieja, dónde me salgas con que te casaste otra vez... ¡Nos han costado mucha lana tus cuatro divorcios!

-No mames wey, no estoy tan pendejo como para caer otra vez. (Mientras respondo miro mis dedos en busca de una argolla. No hay nada, por fortuna). Wey, no sé cómo llegué, pero estoy con dos viejas bien buenas, ¿La vieja con la que me salí del antro cómo era?

-Cabello negro, lacio, piel morena. Estaba chida.

-Verga, pues no es ninguna de éstas. Déjame las despierto a ver si ellas saben qué pedo. Ah, pero espérate, cuéntame cómo les fue en la reunión.

-Discutimos la oferta que nos hizo IBM, pero decidimos mandarlos a la verga. Esta madre no se vende.

-¿Ya ves? Ni me necesitaban, estamos en la misma línea.

-Pues sí wey, pero sí hubo quien quiso considerar la oferta. En una de ésas, hubiéramos necesitado tu voto para decidir. Además se supone que eres el presidente del consejo.

-Nada más porque gané el disparejo contigo y Moncho...

-Como sea, ya déjate de mamadas y regresa a trabajar ¿si? Además me preocupas wey, tu alcoholismo ya está bien cabrón. Por cierto, el sábado es el cumpleaños de tu ahijada, y si no vienes Mayra te la va a hacer de pedo.

-Prometo estar allá. No quiero enfrentar la furia de tu mujer. Bye.

Cuelgo el teléfono y trato de despertar a la rubia. Me dice algo en ruso que según yo se puede traducir como: "No estés chingando y déjame dormir." Le hago caso y vuelvo a la cama.

Pasado el mediodía vuelvo a abrir los ojos. Las chicas están jugueteando en la ducha, con la puerta abierta. Cuando se dan cuenta de que estoy despierto, me invitan a unirme. Me doy cuenta de que ambas son muy hermosas. No cabe duda de que soy un cabrón con suerte.

Después de un rato ahí regresamos a la cama. Cuatro horas y mucho sexo después, ya tengo armada una parte de la historia.

Según su relato, me conocieron en una fiesta en la embajada de España, donde el mismo embajador me presentó como invitado y gran amigo suyo (no tengo puta idea de quién es). Yo iba acompañado de una chica muy guapa, al parecer inglesa, quien me arrojó el contenido de una copa al rostro cuando le propuse que nos divirtiéramos entre los cuatro. Así que la fiesta fue sólo de nosotros tres.

Hacía dos días de eso, y no habíamos salido del departamento de Nástienka -la rubia- desde entonces. Aparentemente se la habían pasado muy bien conmigo.

Aglaya -la pelirroja- decide entonces que deberíamos comer algo. Yo no recuerdo la última vez que comí algo, así que accedo gustoso.

Al vestirme encuentro mi cartera y mi pasaporte ("Ya chingué", pensé al instante). Obviamente ellas no saben si viajé a Moscú con equipaje o no. No le doy demasiada importancia. Sólo espero no haber dejado mi cuenta abierta en algún hotel, que la inglesa no tenga problemas para regresar a su país -si es que de ahí fue de dónde la saqué-, y que el esmóquin que traigo puesto no sea rentado.

Después de una buena comida, mis nuevas amigas me dejan en el aeropuerto, no sin antes darme sus números telefónicos y hacerme la promesa de que me visitarán en México al término de su ciclo escolar. Estaría chido.

Esperando el vuelo tengo tiempo suficiente para comprar regalos para el cumpleaños de la ahijada: Una típica Matrioska y algunos libros (Turguenev, Tolstoi, Dostoievski y por supuesto Pushkin -cómo lo maman por allá-). Seguro le gustarán.

Durante el vuelo de regreso, tengo tiempo para pensar. Sé que debería estar reflexionando en lo vacía que se ha vuelto mi vida: mujeres, alcohol, drogas. Me la he pasado en el desmadre, malgastando el dinero que me deja la empresa que tantos años nos costó levantar. Los demás tienen vidas normales (hasta Torcuato que era el más rebelde ya sentó cabeza y tiene dos niños), pero yo me sigo comportando como un adolescente pendejo.

Sé que debería estar reflexionando en todo eso y muchas cosas más. Sin embargo, hay algo que llena por completo mis pensamientos. Un asunto que, por más que le doy vueltas, no puedo dilucidar. Y la pinche duda me está matando:

¿Cómo, cuándo y dónde chingados aprendí a hablar ruso?


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Me llamo Leo, y si no hubiera sido informáticoempresarioconsultordesistemas, habría sido traductor.

viernes, 7 de agosto de 2009

Tu horóscopo para éste fin de semana (7 al 9 de agosto)

Así es. Volvieron los horóscopos.

Aries: Las mujeres te encontrarán más atractivo que de costumbre. Si al caminar por la calle escuchas expresiones como ¡Pimpollo!, ¡Papito!, ¡Apachurro! o ¡Forrazo! dirigidas a tí de parte de bellas mujeres, no te sorprendas, sólo sonríe cordialmente y sigue tu camino.

Tauro: Los astros te favorecen éste fin de semana para reiniciar esa vieja relación. No lo pienses tanto y aviéntate, no seas puto. Evita los refrescos de cola.

Géminis: Lévantate del sillón y haz algo productivo. Un pastel, por ejemplo.

Cáncer: Hay una gran tentación frente a tí, con todo lo que te gusta en el mundo: mujeres hermosas, alcohol y videojuegos. Debes decir no, es una trampa del mismísimo Lucifer para quedarse con tu alma. Ahora que si dices que sí, invita, no seas culero.

Leo: Tus alcohólicos amigos van a ensuciar tu casa hasta los cimientos, y tú tendrás que limpiar solita.

Virgo: Un canguro enloquecido escapará del zoológico, llegará a tu casa y te dará una paliza, matará a tu familia entera y violará a tu perro. Y después obligará a tu perro a orinarse en tu pierna. Aprovecha para mandar tus pantalones a la tintorería, que buen falta les hace.

Libra: -Él- Te pondrás tan borracho en una fiesta que te saldrá lo puto y tratarás de besar a un amigo, así que mejor lleva un botiquín para que te puedan curar la reventada de hocico que te van a poner. -Ella- Te pondrás tan borracha en una fiesta que te saldrá lo zorra y tratarás de besar a una amiga, así que mejor lleva varios litros de aceite de bebé o de chocolate líquido para que den un espectáculo de gran calidad. ¡Ah! y no olvides ponerte ropa interior sexy.

Escorpión: Tus constantes auto-ensartes provocarán que tus amigos te estén jodiendo y burlándose de tí todo el fin de semana. Mejor ten paciencia y no te enojes, pues mientras más enojado estés, más se burlarán más de tí.

Sagitario: Deja de pellizcarte los granitos que te salen en la cara, o vas a quedar como coladera. Mejor usa clearasil.

Capricornio: Tu corazón rebosa de nuevas ilusiones y esperanzas. Ah no, sólo era de alcohol. Bueno, es casi lo mismo.

Acuario: Aprovecha tu soledad para reflexionar en cómo es la mejor forma de suicidarte sin darle muchas molestias a tu familia.

Piscis: La Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, más conocida como la Orden de Malta, es una orden religiosa católica fundada en Jerusalén en el siglo XI por comerciantes amalfitanos.


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Por Leo y Joel, sus astrólogos de confianza.

jueves, 6 de agosto de 2009

Lupe

Recuerdo perfectamente el instante en que me enamoré por primera vez. Fue en 6o. año de primaria, y fue de Lupe.

Lupe fue mi primer amor y también fue la primera mujer que me rompió el corazón. Era la chica más hermosa e inteligente del mundo, y la más tierna y amable. Como una princesa de cuento de hadas.

Antes de conocerla, yo tenía dos o tres novias a la vez, y las iba cambiando. No recuerdo cuántas noviecitas tuve de niño, pero recuerdo que empecé desde el kinder y de ahí no paré hasta dar con ella. Ni siquiera recuerdo mi primer beso, de tan pequeño que era -aunque sí recuerdo que fue Mariana la que me enseñó a besar de lengua, cuando yo tenía seis años, conocimiento que puse en práctica con todas las que siguieron-.

El caso es que Lupe arruinó todo eso. Desde que me enamoré de ella, cada vez que la veía me ponía nervioso, me sudaban las manos, tartamudeaba al hablar y me expresaba en una extraña mezcla de monosílabos y sonidos guturales. Y la amaba tanto, que dejé de tener otras novias. La chica más guapa y popular de la escuela -según todos los demás- me llegó ese año y yo la rechacé porque sólo tenía ojos para Lupe -y así seguí hasta tercero de secundaria, con un récord de cero novias y cinco chicas que me llegaron y yo rechacé por seguir pensando en ella-.

Con todo y lo mal que me ponía al estar cerca de ella, traté de pedirle que fuera mi novia. Grave error. Ella obviamente se enteró antes de mis intencones, y yo supongo que no le pareció tan mala idea, porque me sonrió en el recreo toda la semana y el día indicado me esperó a la salida. Yo tardé siglos en decidirme a acercarme, y cuando lo hice, no me atreví a decirle nada. Se enojó muchísimo conmigo, y cuando unos días después reuní el valor suficiente y le llegué, me dijo que no. Nunca supe si pensaba decirme que no desde el principio o sólo fue por su enojo -que duró varios meses, debo decir-.

Desde entonces me volví tímido y me cuesta muchísimo trabajo hablarle a las chicas. Muchísimo más trabajo proponerles cosas que impliquen juntar nuestras bocas y acariciar nuestros cuerpos.

Pero ya me he desviado demasiado de lo que quería contar, debe ser porque hablar de ella aún me pone una sonrisa en el rostro.

Yo nunca fui con ella en el mismo grupo. La conocía de vista solamente y no me llamaba particularmente la atención.

A finales de quinto año, seleccionaban entre los mejores alumnos a la escolta oficial de la escuela para el año siguiente. La escolta marchaba cada lunes en las ceremonias y de vez en cuando en algún desfile. Y era sólo una para toda la escuela, a diferencia de algunas otras escuelas donde hay una por grupo, así que pertenecer era un gran honor.

Y resultó que ella era la abanderada y yo el capitán.

Nos veíamos en los ensayos de la escolta y nos hicimos amigos, aunque a mí me parecía muy seria. Jamás sonreía y se la pasaba hablando de lo que veíamos en clase.

Terminó el año sin novedad. Pasó el verano y pasamos a sexto. Y empezamos a marchar los lunes, y seguíamos ensayando dos o tres veces por semana.

Y entonces sucedió. Fue en un ensayo. Llevábamos poco tiempo marchando y aún teníamos muchos errores, así que estábamos súper concentrados en no perder el paso y hacer enojar más a la maestra de educación física, que era la que nos entrenaba.

Al dar la vuelta a un cobertizo, quedando fuera de la vista de la maestra por un momento, Lupe rompió la formación y se agachó a subir su la calceta, y mientras se subía la calceta volteó a verme y me sonrió.

Y entonces supe que a pesar de ser tan ñoña también era un poco rebelde, y que a pesar de ser tan seria también sonreía. Y que sonreía con la sonrisa más hermosa que hubiera yo visto en mi vida.

Por supuesto, no me quedó más remedio que enamorarme de ella perdidamente en ese instante. Y perder el paso.


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Me llamo Leo, y si no hubiera sido informáticoempresarioconsultordesistemas, habría entrenado escoltas de niños de primaria.

lunes, 3 de agosto de 2009

Si vas a salir con una chica, mejor toma Lomotil

Aquél día el buen Miguel quiso a ir a beber unos whiskys después del trabajo. Miguelón trabaja para uno de mis mejores clientes, y es buen amigo. Es también el hombre más mandilón que conozco, al grado de que cuando le llamó a su esposa para pedirle permiso, le temblaban las manos y la voz. Por supuesto su esposa lo dejó ir sin ningún problema, con la condición de que no llegara muy tarde; imagino que hasta le dio gusto descansar de su marido un rato.

Dado que las oficinas de mi cliente están en Polanco, elegí un bar por ahí. Lugar pequeño, en una terraza, bonito, tranquilo, y fresón, al que van chicas tan guapas que parecen irreales. Ah sí, también sirven buenos tragos, pero con esas chicas, los tragos son lo de menos; bien podría beber leche agria y ni lo notaría.

-¿Cuántas personas caballero?
-Dos, nada más.
-Uy, sólo tengo lugar en una salita, pero tendrían que compartirla…
-No hay ningún problema, respondí mientras pensaba: “¡Excelente, qué buena suerte!”.


Las salitas son dos sillones para 3 personas uno frente a otro, separados por una mesa baja enorme y cuadrada. A los otros dos lados de la mesa hay sillas, dos del lado de la pared –con un calentador en medio- y dos del lado del pasillo –con espacio entre ellas para que el mesero pueda servir-. Con ese acomodo, cada sala queda bien dividida en dos, precisamente porque es práctica común compartirla entre grupos pequeños.

Miguel se sentó en una de las sillas del lado de la pared, y yo en el sillón, junto a él, formando una L. De esa forma, dejamos espacio para otras dos personas de nuestro lado, y el lado del otro sillón completamente vacío. Ya bien acomodados, empezamos a beber.

No tardó en llegar un grupo a posesionarse del lado frente a nosotros. Había un par de mujeres guapas, pero ya algo maduras para nosotros, y además acompañadas, así que no les prestamos interés.

Fue hasta después de como 3 whiskys que llegó una pareja a sentarse con nosotros. Una chica preciosa con su novio. Ella se sentó junto a mí en el sillón y el tipo en la silla junto a ella, quedando frente a Miguel. El tipo era más bien desangelado y sin chiste, así que supongo que por lo mismo, tenía una necesidad desesperada de llamar la atención: clásico odioso que habla como si tuviera una papa en la boca, dice “gallo” tres veces en cada oración y le sube el volumen a la voz para que todo el mundo se entere de su conversación. Además se refería a sus amigos y conocidos utilizando el nombre de las empresas de sus familias como si fueran su apellido, más o menos así: "Y entonces estábamos en la despedida de Fulanito Bimbo, sí sabes que se casó con Perengana Alpura ¿no?..." (N. del A.: Sus hijos serán una rica merienda.)

A mí no me importó demasiado. Después de todo, la chica estaba hot.

En algún momento de la noche, varios whiskys después, el tipo se levantó al baño y empezó a tardarse más de lo normal. Mientras los minutos transcurrían la chica daba muestras cada vez más visibles de impaciencia. Yo la volteé a ver, le sonreí, y le dije con voz profunda:

-Hola, me llamo Leo.

Aunque parezca increíble, hasta el día de hoy es la frase de entrada que mejor me ha funcionado en la vida. Se presentó y después de los obligados chistes que hice acerca de la tardanza de su novio en el baño, comenzamos a hablar de cualquier cosa.

Cuando regresó el tipo, no le quedó de otra más que presentarse con nosotros e integrarse a la conversación... y tratar de monopolizarla utilizando su altavoz integrado. Entonces fue cuando Miguel entró al quite, poniendo atención y fingiendo interés a todo lo que el tipo platicaba; además de aprovechar cualquier oportunidad de hablar bien de mí.

No pasaron más de cinco minutos cuando la chica me volteó a ver y me empezó a hablar de otra cosa. Nos recargamos en el respaldo del sillón, giramos nuestras cabezas el uno hacia el otro, y continuamos con nuestra propia conversación, desentendiéndonos por completo de nuestros acompañantes.

Un par de horas después, Miguel ya sabía toda la historia de cómo el tipo había montado su despacho de arquitectos regido por un código de ideales de los amigos que se asociaron (donde, por ejemplo, se comprometían a siempre tratar bien a su gente y a no usar autos importados, -no sé porqué, no estaba poniendo atención-). Yo, por mi parte, ya tenía el teléfono de la hermosa María y una cita para la siguiente semana. Todo en las propias narices de su novio, que aparentemente no se dió cuenta de nada, encantado cómo estaba de tener un público tan entregado como el buen Mike.

Lo mejor de todo fue que cuando pedimos la cuenta, el tipo ya la había pedido antes (la suya y la de nosotros), en un descarado intento de lucirse con su chica.

-Caballero, por favor, yo no podría, déjame pagar a mí.

-No, no, por favor, déjame a mí. La próxima invitan ustedes.

-Bueno.

Sí, la verdad no me hice mucho del rogar. Ni siquiera ví la cuenta, pero según mis cálculos estaba bastante grosera. Además lo mínimo que podía yo hacer era dejarlo quedar bien, ¿no?


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Me llamo Leo, y si no hubiera sido informáticoempresarioconsultordesistemas, no sería un arquitecto fresa. A ésos les bajan a sus chicas y encima pagan la cuenta.

miércoles, 22 de julio de 2009

Raspados Interminables

Antes de comenzar con la historia de hoy, es necesario mencionar el hecho de que cerca de mi casa hay un lugar donde venden granizados/raspados/cepillados/piraguas -o como gustes llamarles- bastante ricos. Tienen la virtud de conservar todo su sabor hasta el final, a diferencia de la gran mayoría, en los que después de tres sorbos queda solamente hielo, y son enormes. Además el lugar está simpático y las sillas son cómodas.

Un día estaba comiendo con Fercho y Peluche, en un Burger King ubicado a unas cuadras del lugar mencionado anteriormente. No hubiera sido mi primera elección, pero teníamos prisa.

Entre plática y risas terminé de comer mi hamburguesa de cartón transgénico (aunque ahí le dicen pollo) y pensé que era buena idea comer un helado como postre. En esos lugares la comida podrá ser mala, pero el helado rockea durísimo. Soy bien fan.

Yo: Voy a comprar un helado, ¿ustedes gustan?

Fercho: Yo sí quiero uno.

Peluche: No, yo no. A mí los que me gustan son los RASPADOS INTERMINABLES DE ACÁ ATRÁS.

En ése momento fue como si el tiempo se congelara. Peluche, supongo que aún pensando en la cercanía del lugar de raspados, no se daba cuenta de la grandísima auto-ensartada (una de las mayores de la historia, creo yo) que acababa de cometer. Fercho y yo literalmente nos quedamos en shock unos segundos, sin poder creer que de verdad hubiera dicho eso.


Sólo atiné a decir:

-Ok, pues...felicita a tu novio de mi parte por favor.

Después de eso, nos carcajeamos hasta casi vomitar la comida.

Desde entonces lo jodemos con eso y de puto no lo bajamos. Bueno, en realidad no lo bajábamos de puto desde mucho antes, pero ahora con más razón. Y seguramente no se nos olvidará en los próximos 20 años.


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Me llamo Leo, y si no hubiera sido informáticoempresarioconsultordesistemas, vendería raspados. ¡Pero sólo a las chicas!

lunes, 6 de julio de 2009

Dominando el escenario

Mis recuerdos de aquella noche son más bien borrosos, supongo que por el exceso de whisky y vodka. Pero fue gracias a ése exceso que me atreví a hacer un par de cosas que normalmente mi recato no me permite. Como subirme a un escenario a cantar "Summer Nights" a dúo con mi amiga Montse.

Todo empezó un día en que fui a visitarla para ver películas y fumar como chinos, como era nuestra costumbre. La encontré algo triste por cosas que no vale la pena mencionar, y decidimos que lo mejor para animarla era aprovechar el puente laboral que se avecinaba e irnos de paseo.

El destino elegido fue Cholula, ciudad reconocida por su pirámide, su producción de chefs y por ser la capital nacional de la trova (¿Has notado que hay cafés y bares con trovadores en cada esquina?).

Durante el día hicimos lo propio de cualquier turista y al caer la noche entramos a un bar (de trova por supuesto), donde la pasamos muy a gusto entre plática, tragos y un trovador de ésos con letras chistositas. El problema fue que cerraron bien temprano. Así que nos pusimos a indagar cuál era el lugar apropiado para seguirla.

Nos recomendaron un karaoke. Así como lo lees. El lugar adecuado para seguir la fiesta en Cholula un fin de semana de puente aparentemente es un karaoke, según los taxistas del centro, los meseros del bar donde estábamos y la recepcionista del hotel. No un antro, no un after, no otro bar, ni siquiera una cantina; un karaoke. Si por casualidad tú que estás leyendo esto conoces mejor Cholula, por favor confirma o sácame de mi error para estar preparado la próxima vez.

Por supuesto, a mi amiga le encantó la idea. Pero yo no estaba muy seguro al respecto. Y es que entre mis múltiples talentos definitivamente no está el canto. Mi voz es muy grave, y la gran mayoría de las canciones están en tonos que no alcanzo ni apretándome los -inserte aquí la palabra que se le vino a la mente-, y en las pocas que sí alcanzo el tono, de todos modos desafino. El resultado es más o menos lo mismo que escuchar a un cerdo ronco mientras lo degüellan.

Después de mucho meditarlo (2 o 3 segundos), decidí que si había más alcohol no podía ser tan malo. Y nos fuimos al karaoke.

El lugar no era muy grande, y la concurrencia se limitaba a unos 4 o 5 grupos -todos de más de 6 personas, eso sí- distribuidos por el lugar. Todos bien borrachos –afortunadamente para mi terror al ridículo- y poniendo un muy buen ambiente.

Montse y yo procedimos a acomodarnos y beber. Y lo que temía llegó en algún punto de la noche: subimos a cantar; varias veces además. Cantamos de todo, y la gente nos ovacionaba y aplaudía en cada participación. A fin de cuentas, debo reconocer que me divertí como enano. Uno canta bien bonito cuando trae varias copas encima, ¿a poco no?

El mejor momento de la noche fue cuando Montse me hizo notar que una chica guapísima volteaba insistentemente hacia nuestra mesa. Iba con su novio, pero en ese momento parecía no importarle.

-Mira, voltea discretamente hacia la derecha. Creo que la chica de rojo se te queda viendo.

-Oye, pues creo que sí. Está de lujo eh...Oye, espera un momento...creo que más bien se te queda viendo a ti, ¿no?

-(Poniendo más atención)... Sí, así es, ¡Es a mí!.

Nuestras sospechas se confirmaron cuando la chica se acercó a nuestra mesa para invitar a Montse a subir a cantar con ella, con el pretexto de que necesitaba ayuda y mi amiga cantaba re bien. Y por cierto que se veían muy sexys juntas en el escenario; no lo había mencionado, pero Montse es también una mujer muy guapa, a quién no le desagradan del todo las chicas -por lo menos de manera platónica-, así que las dos se coqueteaban mutuamente -la chica de rojo de manera descarada, mi amiga un poco en broma, siguiéndole el juego-.

Yo babeaba, como es normal en ese tipo de situaciones. Ella parecía muy divertida con la situación.

Después de un rato en que subieron juntas un par de veces más, el novio fue el que arruinó la bonita situación. Supongo que se puso demasiado celoso, y se llevó a su chica.

De cualquier forma, fue divertido.



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Me llamo Leo, y si no hubiera sido informáticoempresarioconsultordesistemas, sería cantante de karaoke.

jueves, 2 de julio de 2009

En Mazatlán las chicas son de armas tomar...

Ésta historia sucedió un día en que estaba bebiendo en un antro de Mazatlán con dos de mis mejores amigos: Torcuato y Arnoldo.

Torcuato y yo recién habíamos llegado, procedentes de San Juan Diego Ixtlahuacaninipatzinquetzalpilitepec el Chico, para acudir a la boda de Arnoldo que se celebraría al día siguiente. Apenas el avión aterrizó quisimos hacer lo que cualquier joven quiere hacer en una situación así: ir a beber y ver chiquitas. Pero Arnoldo nos convenció de primero dejar las maletas en el hotel, cosa que hicimos con desgano.

Un par de horas después, y ya con varias cervezas encima, arribamos al antro en cuestión, recomendado por la prometida de Arnoldo -nativa de la ciudad y conocedora de los buenos lugares para divertirse-, y donde nos encontraríamos con ella. El lugar estaba bien, la música no era mucho de mi agrado, pero había varias chiquitas sinaloenses de cuerpos esculturales, blusas escotadas y faldas cortas, de ésas que te cortan la respiración.

La noche transcurría normalmente entre buena charla, recuerdos de glorias pasadas y balconeo de Arnoldo frente a su mujer, cuando de pronto los acontecimientos tomaron un giro inesperado.

Estaba dándole un trago a mi cerveza (aparentemente la bebida oficial por allá) cuando una chica se planta frente a mí en seria actitud, como si me fuera a decir algo importante. Era alta, guapa y con un cuerpo para ponerse a babear. Mi primera reacción fue echar la cabeza hacia atrás para evitar una bofetada, pero luego me relajé al reflexionar que nunca la había visto antes en mi vida, y que no había pisoteado a nadie ésa noche.

-Hola. Me gustan los hombres morenos y altos, y tengo ganas de besar a alguien hoy, ¿Cómo ves?.

-...

Así es, me quedé congelado y mudo. Pero después de pasar saliva pude dominar mis nervios. La tomé por la cintura y sin decirle nada (para ser honestos, todavía no recuperaba el habla) me acerqué a su rostro para besarla. Ella se apartó antes de que pudiera rozar sus labios.

-No, aquí no, vámonos a la terraza.

-...(De nuevo no pude decir nada, así que me limité a seguirla a dónde me decía mientras daba gracias al cielo por tanta buena suerte.)

Al llegar la terraza, casi vacía y lejos de miradas indiscretas, por fin nos besamos. Y a ese primer beso siguió otro, y luego otro y muchos más. ¡Y cómo besaba! con una pasión y una intensidad que podrían fundir metal. Por supuesto yo le correspondía con la misma pasión e intensidad. En algún momento traté de entablar algo así como una conversación, pero al darme cuenta de que decía tontería tras tontería, y que además a ella le importaba un comino, opté por mejor seguir con la sesión de besos y caricias.

En algún momento, se paró en seco.

-Voy con mis amigos, no quiero se den cuenta de que estoy contigo.

-P-p-pero, pero...

-Es que si alguien nos ve y le va con el chisme a mi marido, te busca y te mata. Nos mata a los dos. Tiene mucha gente, y te encontrarían rapidísimo.

-...(Si, ya sé, no se quejen. Aparentemente ese día dejé las palabras en el otro pantalón.)

-Dame una pluma. (Se la doy y empieza a anotar su número de teléfono en una servilleta.) El próximo fin de semana voy a ir sola a Guadalajara, para visitar a una prima que tengo por allá. Si puedes ir, me encantaría verte de nuevo.

Me dió la servilleta y regresó con sus amigos. Yo hice lo propio y obviamente Arnoldo y Torcuato me empezaron a pedir detalles.

-¿Que pasó?

-Ya se fue.

-¿Porqué? Le hubieras dicho que se fuera contigo.

-Creo que ya tenía que regresar a su casa.

-¿Por lo menos le sacaste el fon?

-Eh... sí, ella me lo dió.

-¿Y la vas a ver de nuevo?

-Tal vez...

Y lo hubiera hecho. Pese a la profesión de su marido (que era fácil de imaginar ¿no?). Tal vez piensen que estoy loco, pero el peligro que representaba acudir a ésa cita me parecía la cosa más sexy del mundo.

Por eso es una verdadera lástima que al otro día la señora de la limpieza del hotel haya tirado la cochina servilleta :(


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Me llamo Leo, y si no hubiera sido informáticoempresarioconsultordesistemas, tal vez ya estaría muerto.



jueves, 25 de junio de 2009

De monosílabos y sonidos guturales II

Salgo del elevador y doblo a mi derecha, caminando distraído y mirando al piso; después de dar un par de pasos me parece oler un aroma conocido y levanto la vista. Ahí está ella, justo frente a mí, con una bolsa de frituras o algo así en una mano y una sonrisa preciosa en el rostro. Iba a subir al mismo elevador de dónde yo acabo de bajar, pero aparentemente mi aparición la hizo cambiar de idea.

Como era de esperarse, me quedo paralizado.

-Hola Leo ¿Cómo estás?
-Bien... (anda, quita la cara de idiota..., quítala..., quítala... ¡Quítala ya!... Bien hecho muchacho, así se hace). ¿Y tú?
-Bien, gracias. ¿Vas a fumar?
-Ajá.
-¿Me invitas uno?
-(Te invito un cigarro, una casa, un coche y un perro a la entrada.) Sí.

Salimos del edificio mientras me dice no sé qué cosas. Yo camino tras ella, completamente hechizado con su aroma, su ronca y sexy voz, y el movimiento de su cabello. Al llegar junto al cenicero le ofrezco un cigarrillo y se lo prendo con movimientos automáticos, casi sin darme cuenta de lo que hago.

-¿Y qué, tienes mucho trabajo?
-Sí.
-¿Sigues con lo de Recursos Humanos?
-Sí.

Ella sigue hablando de no sé qué. Yo contemplo como se mueven sus labios mientras habla y cómo de vez en cuando se lleva el cigarrillo a la boca. ¡Dios!, se ve tan sensual cuando hace eso...

De pronto, una pausa en la conversación. Ella espera que yo diga algo.

-(Vamos Leo, dí algo gracioso.) Ah kas lum da gug. (Dios, si estás ahí, ahora es un buen momento para que me fulmines con un rayo.)
-Ja... Oye, hoy no vienes de negro.
-(¿Eh?... ¿De qué me está hablando?... ¡Ah, claro. Hoy traigo camisa azul pálido y corbata roja!) Ah... ¿que..., me visto de negro muy seguido?.. (Como seis días a la semana, imbécil, ni modo que pase desapercibido.)
-Pues si, ¿no? Siempre de negro o con ropa muy oscura.
-Este..., sí, supongo. Ya me lo han dicho antes... No es por nada en especial, sólo me gusta ese color... Cuando compro ropa ni me fijo, es como automático... Deberías ver mi clóset, es monocromático, como los monitores viejitos... (¡Ya cállate, estás divagando! Mejor dí algo gracioso) Pero, como ves, también tengo de repente cosas de otros colores. Hoy me vine con el disfraz de Superman, casi siempre traigo el de Batman. (¿Q-q-queeeeeeé? ¿Por primera vez en tu miserable vida puedes hilar más de dos palabras frente a ella y le dices ésta pendejada...? No sólo no es gracioso, sino que además es ñoño y patético. Por favor en cuanto subas usa tu pinche corbata roja para colgarte en el baño.)
-... Ah... Bueno, pues te ves muuuy guapo así, deberías usar colores claros más seguido.
-(Mi cara se pone al rojo vivo, del color de la corbata. Me empiezan a temblar las piernas, me zumban los oídos, me sudan las manos y se me oscurece la visión.) Da... ga... ud... luc... faj... kas...
-¿Terminaste? Vámonos ya, ¿no?

Volteo a ver el cigarrillo entre mis dedos y noto que se ha consumido por completo. Tiro la colilla al cenicero y la sigo dentro, completamente enmudecido.

Me bajo en mi piso y me despido con un beso en la mejilla, que vuelve a encender mi rostro. El resto del día no puedo dejar de pensar en su sonrisa y en que me dijo que me veía bien.

Creo que necesito unas camisas rosas y lilas... No, no, no, ¿qué estoy pensando?... ésas son de puto. Pero definitivamente voy a comprar más camisas azules y blancas con rayas azules, ésas están chidas :D


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Me llamo Leo, y si no hubiera sido informáticoempresarioconsultordesistemas, habría sido un idiota. Bien, lo acepto, sí soy un idiota.

viernes, 19 de junio de 2009

Desde pequeñito...

Yo no recuerdo ésta anécdota (de hecho con trabajos recuerdo cómo me llamo), pero mi mamá la ha contado infinidad de veces.

Tendría yo unos dos o tres años, cuando en casa de mis abuelos se escuchó alguien llamaba a la puerta. De inmediato fui a abrir y me topé con un vendedor de alguna cosa.

-Hola niño ¿Está tu mamá?

-No, no está.

-¿Y tu papá?

-No, tampoco está.

-¿Algún adulto?

-No hay nadie, estoy yo solito y se van a tardar muuucho en regresar.

-Este...que tengas buena tarde, adiós.

Cerré la puerta y regresé a la sala, donde estaba toda la familia reunida, riéndome de lo lindo al tiempo que decía:

-Jajajajajaja, ¡Que engañoso soy!


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Me llamo Leo, y si no hubiera sido informáticoempresarioconsultordesistemas, habría sido estafador.

martes, 16 de junio de 2009

Una propuesta indecorosa (O de cómo descubrí que sí tengo mis límites)

Estaba el otro día bebiendo (¿Has notado que una cantidad enorme de historias empiezan con dicha frase? es el nuevo "Érase una vez") en el bar de siempre con mi amigo el Dudu.

Desde que llegamos al lugar, notamos dos cosas diferentes: 1) contrario a la regla, había más chicas que weyes, y 2) estaban bien guapas varias de ellas. Existía una razón para ambas cosas, pero no son de interés para ésta historia. El caso es que nos acomodamos estratégicamente para pasar un rato tranquilo mientras echábamos taco de ojo.

Después de un rato de jeans entallados, blusitas de tirantes y sonrisas coquetas, no pude más y mi intención de pasar un rato tranquilo se fue al caño. Un par tragos y un cambio de postura corporal y ya estaba yo listo para salir de ahí hasta que nos corrieran. El Dudu con todo y que él no podía beber, por estar tomando medicina, estaba tan a gusto que no le importó pasar la noche jugo tras jugo -creo que probó todos los sabores de jugo del mundo-.

En algún momento de la velada estábamos discutiendo la estrategia a seguir con una güeras increíbles que llegaron a sentarse justo a la mesa de al lado, cuando de repente se plantó de pie junto a mí una chica, y así sin más me saludó y me preguntó mi nombre. Algo bajita para mí (yo mido 1.90 y ella si acaso llegaba al 1.60) pero dos-tres guapetona y con un muy buen par de... Bueno, dígamos que tenía un par de características muy atractivas.

-Hola, me llamo Leo, mucho gusto ¿y tú?

-Yo me llamo X (obviamente no se llama X, estoy protegiendo su identidad). Oye, ¿les puedo invitar una copa de lo que estén tomando a tí y a tu amigo?

-"¡Ah no mames!, que huevos de chica. Yo sí me levanto a aplaudirle -bueno, mejor no-. Me cae que si yo tuviera la mitad de su coraje, me estaría tirando a Megan Fox". Por favor, señorita, al contrario, permíteme invitarte un trago. Yo soy un caballero... Ven, síentate aquí (le cedí mi lugar).

Y comenzamos a platicar de cualquier cosa. Durante la conversación, me contó que es casada, cosa que en ese momento no me importó en lo más mínimo. La cosa se puso interesante cuando de repente se me quedó viendo fijamente y me preguntó:

-Oye, ¿eres conservador?

"Pues no apoyo la instauración de una monarquía absoluta en el país, así que no puedo decir que lo sea. Por otro lado así libera-liberal, tampoco soy. Digo, Miramón era la onda y era conservador, y en cambio el pinche Benito Juárez era un pendejo que le dió el culo a los gringos. Además, si yo fuera emperador... Tal vez lo más convenientes sería dividir el país en dos diferentes, el mío que sea la parte norte y occidente del territorio, que es la chida, porque hay más lana y están las chicas más guapas y otro país con el centro y sureste, que es un lastre, porque no generan lana ni chicas guapas, y además son bien rijosos; ellos pueden quedarse con su dizque 'democracia' y elegir de presidente al peje si quieren. Yo seré el fundador del Sacro Imperio Romano Mexicano, con capital en San Miguel el Alto, Jalisco, ¡A huevo!". Todo eso pensé, pero decidí no hacerle al payaso y simplemente me limité a contestar que no soy conservador.

Luego me preguntó que si era yo mojigato, a lo que volví a responder que no. Nunca me he considerado mojigato. Entonces la soltó:

-Es que...ash me da un poco de pena. De hecho pensé que me ibas a batear porque te ves muy serio. Bueno, ya... quiero tener sexo contigo.

-(Glup)

-Pero quiero que mientras lo hacemos nos vea mi esposo.

-¿Cómo, cómo, cómo, cómo, cómo, cómo, cómo, cómo? (No es mentira, de verdad dije "¿Cómo?" todas esas veces)

-En serio, tú escoge el lugar que quieras y si quieres que nos acompañe tu amigo. Es que a mi marido le gusta ver mientras tengo sexo con otros hombres. De hecho viene conmigo.

-¿En serio? ¿Quién es?

-Es aquél de allá (señala un tipo alto, rubio, chistosón, con cara de nerd) Si quieres te lo presento.

-¡No! Digo... no es necesario. Creo que necesito meditarlo un poco, porque tengo junta mañana temprano, y además yo vengo manejando y ni modo de dejar solo a mi amigo y -inserte aquí cualquier cantidad de malos pretextos-.

Salí a fumar un cigarro para reponerme de la impresión (ok, fueron como 5 cigarros uno tras otro) En algún momento el Dudu me alcanzó afuera y le conté todo.

-¿Y se lo vas a hacer?

-¡Claro que no!

-¿Porqué no?

-Pues porque es raro, y yo no hago cosas taaan raras. De entrada sabes que no me acuesto con cuanta vieja conozco, mucho menos así. Además creo que es un algo gay que otro tipo me esté viendo mientras lo hago y se prenda con eso.

-Bueno, los va a ver a los dos.

-Como sea, es demasiado raro para mí. Digo, no tendría problemas en que alguien más me viera mientras lo hago, siempre y cuando ese alguien más fuera una chica. Y mejor aún si luego participara. O mejor aún, si fueran tres chicas. O mil chicas, todas con togas vaporosas que se transparenten, oh sí... (ok, ya estoy fantaseando). El caso es que el único hombre presente debo ser yo. Si hay otro wey no está padre.

Regresamos a nuestra mesa, y cuál no sería mi sorpresa al descubrir que los habían sentado a la mesa junto a la mía, en lugar de las rubias intensas. Peor aún, me presentó a su marido, que me saludó mientras me dirigía una mirada de complicidad.

Mi estrategia fue hacerme bien wey a ver si ya quedaba así, pero por supuesto que eso no pasó. Después de un rato se acercó a mí y me preguntó si ya había meditado su propuesta. A lo que yo respondí que en efecto, la había meditado, pero que desafortunadamente no creía que fuera posible ése día en específico, y que sería mejor dejarlo para otra ocasión, porque -inserte aquí cualquier cantidad de malos pretextos-. Ella sólo me miró y me dijo:

-Ok, será otra ocasión, pero...Estás precioso, ¿Te puedo dar un beso?

Ah, si tuviera un peso por cada vez que una chica en un bar me ha pedido un beso... Bueno, tendría entre 10 y 15 pesos, pero algo es algo. El caso es que un beso no se le niega a una chica nunca; no importa si la chica no te gusta, el sentimiento de rechazo que sienten si te niegas es algo que ninguna mujer se merece. Hay un castigo especial en el infierno para los hombres que le niegan un beso a una chica, junto a los violadores y los asesinos seriales.

El caso es que la besé. Y fue un gran beso: largo, apasionado y delicioso. Por un momento hasta dudé en si había hecho lo correcto al rechazar su propuesta. Pero entonces ví de reojo a su marido viéndonos con cara de Marcial Maciel rodeado de monaguillos, lo cual hizo que me separara de inmediato. Pedí la cuenta, le brindé la mejor de mis sonrisas y salí de ahí.

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Me llamo Leo, y si no hubiera sido informáticoempresarioconsultordesistemas, habría sido gigoló.