jueves, 2 de julio de 2009

En Mazatlán las chicas son de armas tomar...

Ésta historia sucedió un día en que estaba bebiendo en un antro de Mazatlán con dos de mis mejores amigos: Torcuato y Arnoldo.

Torcuato y yo recién habíamos llegado, procedentes de San Juan Diego Ixtlahuacaninipatzinquetzalpilitepec el Chico, para acudir a la boda de Arnoldo que se celebraría al día siguiente. Apenas el avión aterrizó quisimos hacer lo que cualquier joven quiere hacer en una situación así: ir a beber y ver chiquitas. Pero Arnoldo nos convenció de primero dejar las maletas en el hotel, cosa que hicimos con desgano.

Un par de horas después, y ya con varias cervezas encima, arribamos al antro en cuestión, recomendado por la prometida de Arnoldo -nativa de la ciudad y conocedora de los buenos lugares para divertirse-, y donde nos encontraríamos con ella. El lugar estaba bien, la música no era mucho de mi agrado, pero había varias chiquitas sinaloenses de cuerpos esculturales, blusas escotadas y faldas cortas, de ésas que te cortan la respiración.

La noche transcurría normalmente entre buena charla, recuerdos de glorias pasadas y balconeo de Arnoldo frente a su mujer, cuando de pronto los acontecimientos tomaron un giro inesperado.

Estaba dándole un trago a mi cerveza (aparentemente la bebida oficial por allá) cuando una chica se planta frente a mí en seria actitud, como si me fuera a decir algo importante. Era alta, guapa y con un cuerpo para ponerse a babear. Mi primera reacción fue echar la cabeza hacia atrás para evitar una bofetada, pero luego me relajé al reflexionar que nunca la había visto antes en mi vida, y que no había pisoteado a nadie ésa noche.

-Hola. Me gustan los hombres morenos y altos, y tengo ganas de besar a alguien hoy, ¿Cómo ves?.

-...

Así es, me quedé congelado y mudo. Pero después de pasar saliva pude dominar mis nervios. La tomé por la cintura y sin decirle nada (para ser honestos, todavía no recuperaba el habla) me acerqué a su rostro para besarla. Ella se apartó antes de que pudiera rozar sus labios.

-No, aquí no, vámonos a la terraza.

-...(De nuevo no pude decir nada, así que me limité a seguirla a dónde me decía mientras daba gracias al cielo por tanta buena suerte.)

Al llegar la terraza, casi vacía y lejos de miradas indiscretas, por fin nos besamos. Y a ese primer beso siguió otro, y luego otro y muchos más. ¡Y cómo besaba! con una pasión y una intensidad que podrían fundir metal. Por supuesto yo le correspondía con la misma pasión e intensidad. En algún momento traté de entablar algo así como una conversación, pero al darme cuenta de que decía tontería tras tontería, y que además a ella le importaba un comino, opté por mejor seguir con la sesión de besos y caricias.

En algún momento, se paró en seco.

-Voy con mis amigos, no quiero se den cuenta de que estoy contigo.

-P-p-pero, pero...

-Es que si alguien nos ve y le va con el chisme a mi marido, te busca y te mata. Nos mata a los dos. Tiene mucha gente, y te encontrarían rapidísimo.

-...(Si, ya sé, no se quejen. Aparentemente ese día dejé las palabras en el otro pantalón.)

-Dame una pluma. (Se la doy y empieza a anotar su número de teléfono en una servilleta.) El próximo fin de semana voy a ir sola a Guadalajara, para visitar a una prima que tengo por allá. Si puedes ir, me encantaría verte de nuevo.

Me dió la servilleta y regresó con sus amigos. Yo hice lo propio y obviamente Arnoldo y Torcuato me empezaron a pedir detalles.

-¿Que pasó?

-Ya se fue.

-¿Porqué? Le hubieras dicho que se fuera contigo.

-Creo que ya tenía que regresar a su casa.

-¿Por lo menos le sacaste el fon?

-Eh... sí, ella me lo dió.

-¿Y la vas a ver de nuevo?

-Tal vez...

Y lo hubiera hecho. Pese a la profesión de su marido (que era fácil de imaginar ¿no?). Tal vez piensen que estoy loco, pero el peligro que representaba acudir a ésa cita me parecía la cosa más sexy del mundo.

Por eso es una verdadera lástima que al otro día la señora de la limpieza del hotel haya tirado la cochina servilleta :(


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Me llamo Leo, y si no hubiera sido informáticoempresarioconsultordesistemas, tal vez ya estaría muerto.



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