jueves, 15 de octubre de 2009

Guacamole a la Leo

El otro día en un correo, mi amiga Fong me escribió que tenía hambre y que pusiera aquí más recetas. Espero que ya no tenga hambre, porque ha pasado como un mes de eso, pero de todos modos haré caso a su petición. Y como lo pidió ella (quién es la amiga súper culta, inteligente, guapísima y chida que ya quisieras que te presentara pero no lo voy a hacer), no voy a poner cualquier receta, voy a poner LA RECETA. Por fin revelaré al mundo cómo preparar mi famosísimo guacamole (en serio, es famoso en varios estados). Pon mucha atención, porque algo así de grande no se lee todos los días.

Ésta receta alcanza para unas ocho personas -que coman como gente normal, no como mis amigos que siempre tragan como si no hubiera mañana-.


Primero los fierros:

-Un molcajete. (Ya sé que hoy en día nadie usa molcajete, porque las mujeres "liberadas" lo ven como un símbolo de sometimiento, y sienten que la cocina limita su realización personal y profesional, pero seguro tu abuelita tiene uno. Y si no, busca uno en algún mercado tradicional. Y si ya de plano no consigues, no te preocupes, ya te diré más abajo qué hacer en ese caso. Por cierto, por "liberadas" quise decir "pinches feministas necias, pendejas y huevonas").
-Un cuchillo filoso.
-Una tabla para picar (escribir eso siempre me causa mucha gracia, jajaja).
-Un comal.
-Un tenedor.
-Un exprimidor de limones (opcional).
-Muchas servilletas de papel. Mientras más grandes, mejor.
-Una estufa, o algo donde se pueda encender fuego. Si es de carbón, mejor.
-Un tarja, lavabo o cualquier otra cosa de donde se pueda obtener agua corriente.
-Jabón o detergente.
-Un contenedor para el guacamole, dos tres grande (puede ser una salserota o un refractario).
-Una cuchara grande de madera.
*Nótese que no usaremos licuadora. La licuadora es para los débiles y arruina por completo el sabor.


Los consumibles, digo, comestibles:

-Seis aguacates grandes y maduritos, pero que no estén pasados, de los de cáscara dura. Si no sabes escoger aguacates, llévate a alguien que sepa.
-Limones. No te puedo decir cuántos porque depende de qué tan jugosos estén, no seas wey. Pero calcula que sean los suficientes para sacar más o menos 1/5 de taza de jugo.
-Sal. Un puñito alcanza, pero es al gusto.
-1/4 de cebolla medianona.
-Unos diez chiles verdes de árbol de buen tamaño. Pueden ser más si lo quieres picosón, pero nunca menos, porque no sabría chido.

Tal vez en éste momento estés pensando "Que pendejo, a éste wey se le olvidó el ajo y/o el cilantro y/o el jitomate". Yo te respondo ¡QUE MUERAN EL AJO, EL JITOMATE Y EL CILANTRO! ¡SOBRE TODO EL AJO QUE ESTÁ SOBREVALUADO! Mi guacamole es tan delicioso que no necesita de más ingredientes.

Los que le ponen ajo y/o cilantro y/o jitomate al guacamole son unos necios que no saben cocinar y les deseo de todo corazón una próxima muerte lenta y dolorosa.

Además creo que las personas que usan el ajo demasiado tienen sus sentidos atrofiados. El ajo se debe usar con muchísimo cuidado y sabiduría para no arruinar el platillo y casi nadie lo hace bien. Y no se le debe poner a cualquier platillo, muchísimo menos a un guacamole. Y es todo lo que tengo que decir al respecto.


Ahora sí, la preparación:

1) Sobre la tabla para picar (jajaja) y utilizando el cuchillo filoso, pica la cebolla finamente (o sea que queden pedazos chiquitos, no que te pongas frac y guantes). Recuerda evitar cortarte, y si lo haces, no salpiques de sangre la cebolla.
2) Vacía la cebolla en el recipiente que hayas elegido y agrega el jugo de limón y la sal. Mezcla ligeramente y distribuye uniformemente la cebolla en el fondo del recipiente. Como ya te habrás dado cuenta, a menos que tengas retraso mental, el objetivo es que la cebolla se marine, curta, macere o como prefieras llamarle a ese proceso de dejarla en limón y sal.
3) Deja de llorar.
4) Lávate las manos con más jugo de limón, porque seguro te apestan a madres.
5) Lávate las manos con agua corriente, para que no te queden pegajosas.
6) Prende el fuego de la estufa. Ten mucho cuidado de no quemarte.
7) ¡Te dije que tuvieras cuidado idiota! Es una quemadura leve, agúantate como los machos, que al rato vienen las master.
8) Pon el comal sobe el fuego.
9) Lava muy bien los chiles con agua corriente y jabón o detergente. Debes enjuagarlos y secarlos bien.
10) Seca los chiles.
12) Lávate las manos.
13) Uno a uno, torea los chiles y déjalos asando sobre el comal. Y no, no es necesario que te pongas traje de luces. Ése chiste ya está más quemado que la guardería ABC. Hay dos formas: a) La de expertos, que consiste en hacer rodar con la palma de tu mano el chile sobre el comal hasta que esté bien asado; el problema es que corres el riesgo de sufrir quemaduras de tercer grado y conociendo lo wey que estás, mejor no los hagas de ésta forma, sino de la forma b) La de nenitas como tú, que consiste en poner el chile entre tus manos -sin albur, no cabe duda de que eres vulgar, corriente, de lo peor y de la calle- y hacerlo rodar entre tus palmas hasta que sientas que las semillas se desprenden. Después lo pones a asar.
14) A partir de éste momento, y durante los próximos tres días, no se te ocurra tocarte los ojos con las manos. Sobre advertencia no hay engaño. Si eres chica, o eres wey y estás circuncidado, nada de autosatisfacción sexual por el mismo período. Un día se me ocurrió ponerme romántico con una chica después de hacer guacamole, y créeme que jamás en la vida me han mentado la madre tantas veces, ni me han dado tantos madrazos; sobra decir que fue la última vez que la señorita en cuestión se prestó conmigo al romanticismo.
15) Con la servilleta de papel limpia todo el desmadre que hiciste hasta el momento. No olvides recoger todas las semillas de chile que volaron para todos lados de los chiles que se te rompieron entre las manos.
16) Una vez que los chiles estén bien asados por el lado que hace contacto con el comal, voltéalos.
17) Sobre la tabla para picar (jajaja) y utilizando el cuchillo filoso, pica los chiles finamente.
18) Vacía los chiles en el recipiente junto con la cebolla. Mezcla ligeramente y deja reposar media hora.
19) Aprovecha ése tiempo para apagar el fuego y limpiar el desmadre con servilletas de papel.
20) Ahora sí, puedes llorar a gusto por tus quemaduras. Recomiendo poner ambas manos bajo el chorro de agua fría para mitigar el dolor. Yo te advertí que no hicieras la técnica de toreo para expertos ¿no? A mí no me eches la culpa.
21) Uno a uno, separa la pulpa de los aguacates de la cáscara y la semilla. Lo mejor es partirlos por la mitad con el cuchillo, quitar la semilla con los dientes -teniendo mucho cuidado de no babear- y retirar la pulpa de la cáscara con la cuchara.
22) Limpia con múltiples servilletas de papel el desmadre de aguacate que hiciste en tus manos, el piso, la mesa, etc.
23) En el molcajete, muele ligeramente la pulpa del aguacate -o sea, no tiene que parecer puré, ni mucho menos licuado, por eso digo que ligeramente-. No tienes que ponerlos todos al mismo tiempo, sobre todo si el molcajete es pequeño; puedes hacerlo por partes. Conforme lo vayas moliendo lo vas vaciando al recipiente con la cebolla y el chile.
*En caso de que no tengas molcajete, vacía toda la pulpa en el recipiente y machácalo con la cuchara de madera. Te va a costar trabajo, sobre todo si no me hiciste caso y escogiste aguacates medio verdes, pero sí se puede.
24) Tira toda la basura, incluidas las semillas del aguacate. Con ésta receta, seguida al pie de la letra, alteramos las propiedades del guacamole de tal forma que la oxidación tarda mucho más que en los guacamoles comunes y corrientes, por lo que no es necesario hacer el truco de echarle semillas para que no se ponga café. Ya que hayas recogido tu basura, repite el paso 22.
25) Revuelve muy bien con la cuchara el aguacate con la cebolla y el chile.

Listo, acabas de preparar el mejor guacamole que hayas probado en tu vida. Lo puedes comer con tacos, quesadillas, tortas, totopos , sólo y un largo etcétera. Yo lo recomiendo con carne al carbón y queso derretido, montado en tortilla hecha a mano.

Eso es todo por hoy, come frutas y verduras.


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Me llamo Leo, y si no hubiera sido informáticoempresarioconsultordesistemas, habría sido chef.

2 comentarios:

  1. Parece que todas tus amigas son super cultas, inteligentes, guapísimas y chidas hasta que las desechas o encuentras a alguien aburrida con quien tener una relación de ñor como las que tanto criticas. El guacamole se lee rico.

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  2. Estimada Anónimo:

    A mis amigas las conservo para siempre. Porque regularmente soy buen amigo. Y también, en parte, porque tengo la regla de no tirarle la onda a mis amigas (a menos que ellas me lo pidan).

    A las que sí desecho es a mis "amiguitas". Pero regularmente mis "amiguitas" no son muy interesantes, ni inteligentes, ni cultas; sólo son guapas. O me agarran borracho.

    Sentí cierto resentimiento en tu comentario. Espero que no seas alguna chica de las que he desechado. Si es así, mil disculpas: a veces pasa y hay que seguir adelante.

    Y el guacamole es la onda, pruébalo.

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