jueves, 6 de agosto de 2009

Lupe

Recuerdo perfectamente el instante en que me enamoré por primera vez. Fue en 6o. año de primaria, y fue de Lupe.

Lupe fue mi primer amor y también fue la primera mujer que me rompió el corazón. Era la chica más hermosa e inteligente del mundo, y la más tierna y amable. Como una princesa de cuento de hadas.

Antes de conocerla, yo tenía dos o tres novias a la vez, y las iba cambiando. No recuerdo cuántas noviecitas tuve de niño, pero recuerdo que empecé desde el kinder y de ahí no paré hasta dar con ella. Ni siquiera recuerdo mi primer beso, de tan pequeño que era -aunque sí recuerdo que fue Mariana la que me enseñó a besar de lengua, cuando yo tenía seis años, conocimiento que puse en práctica con todas las que siguieron-.

El caso es que Lupe arruinó todo eso. Desde que me enamoré de ella, cada vez que la veía me ponía nervioso, me sudaban las manos, tartamudeaba al hablar y me expresaba en una extraña mezcla de monosílabos y sonidos guturales. Y la amaba tanto, que dejé de tener otras novias. La chica más guapa y popular de la escuela -según todos los demás- me llegó ese año y yo la rechacé porque sólo tenía ojos para Lupe -y así seguí hasta tercero de secundaria, con un récord de cero novias y cinco chicas que me llegaron y yo rechacé por seguir pensando en ella-.

Con todo y lo mal que me ponía al estar cerca de ella, traté de pedirle que fuera mi novia. Grave error. Ella obviamente se enteró antes de mis intencones, y yo supongo que no le pareció tan mala idea, porque me sonrió en el recreo toda la semana y el día indicado me esperó a la salida. Yo tardé siglos en decidirme a acercarme, y cuando lo hice, no me atreví a decirle nada. Se enojó muchísimo conmigo, y cuando unos días después reuní el valor suficiente y le llegué, me dijo que no. Nunca supe si pensaba decirme que no desde el principio o sólo fue por su enojo -que duró varios meses, debo decir-.

Desde entonces me volví tímido y me cuesta muchísimo trabajo hablarle a las chicas. Muchísimo más trabajo proponerles cosas que impliquen juntar nuestras bocas y acariciar nuestros cuerpos.

Pero ya me he desviado demasiado de lo que quería contar, debe ser porque hablar de ella aún me pone una sonrisa en el rostro.

Yo nunca fui con ella en el mismo grupo. La conocía de vista solamente y no me llamaba particularmente la atención.

A finales de quinto año, seleccionaban entre los mejores alumnos a la escolta oficial de la escuela para el año siguiente. La escolta marchaba cada lunes en las ceremonias y de vez en cuando en algún desfile. Y era sólo una para toda la escuela, a diferencia de algunas otras escuelas donde hay una por grupo, así que pertenecer era un gran honor.

Y resultó que ella era la abanderada y yo el capitán.

Nos veíamos en los ensayos de la escolta y nos hicimos amigos, aunque a mí me parecía muy seria. Jamás sonreía y se la pasaba hablando de lo que veíamos en clase.

Terminó el año sin novedad. Pasó el verano y pasamos a sexto. Y empezamos a marchar los lunes, y seguíamos ensayando dos o tres veces por semana.

Y entonces sucedió. Fue en un ensayo. Llevábamos poco tiempo marchando y aún teníamos muchos errores, así que estábamos súper concentrados en no perder el paso y hacer enojar más a la maestra de educación física, que era la que nos entrenaba.

Al dar la vuelta a un cobertizo, quedando fuera de la vista de la maestra por un momento, Lupe rompió la formación y se agachó a subir su la calceta, y mientras se subía la calceta volteó a verme y me sonrió.

Y entonces supe que a pesar de ser tan ñoña también era un poco rebelde, y que a pesar de ser tan seria también sonreía. Y que sonreía con la sonrisa más hermosa que hubiera yo visto en mi vida.

Por supuesto, no me quedó más remedio que enamorarme de ella perdidamente en ese instante. Y perder el paso.


-----------------------------------------------------
Me llamo Leo, y si no hubiera sido informáticoempresarioconsultordesistemas, habría entrenado escoltas de niños de primaria.

3 comentarios:

  1. a parte de ñoño mentiroso! porque no eres nada tìmido y si le llegas a todas las chicas que te gustan! jajaja, gracias por la correciòn ortográfoca.
    Saludos

    ResponderBorrar
  2. Claro que soy tímido. Salgo a la calle con rebozo.

    ResponderBorrar