A los miles de millones de lectores...Ok, cientos de miles de lectores...Ok, decenas de lectores...Ok, a los dos lectores (y uno de ellos es Joel) asiduos de éste blog, que esperaron ansiosamente los horóscopos del fin de semana pasado y antepasado, les pido una disculpa. Estaba muy ocupado haciéndome más viejo y no pude consultar los astros debidamente. Volverán los horóscopos para el próximo fin, el viernes a primera hora, lo juro por los submarinos marinela de fresa.
Mientras tanto, les dejo ésta historia verídica, auténtica, real y verdadera, tal y como me la contaron; le pasó al primo de un amigo:
Estaba el otro día con mi amigo Dudu en cierto bar al que asistimos con cierta frecuencia (y por "cierta frecuencia" quiero decir al menos una vez por semana, a veces más). Ese día no había mucha gente, por lo que pensé que sería una noche tranquila y sin novedades. Me dispuse a beber un par de tragos e irme a casa temprano. Entonces pasó algo que cambió el rumbo de los acontecimientos.
Salí a la calle a fumar un cigarrillo. Una de las grandes ventajas de la ley antitabaco, aparte de que no te queda la ropa oliendo a cenicero por la intensa concentración de humo en los espacios cerrados y de que no dejan entrar a niños latosos y llorones a las áreas de fumar en los restaurantes, es que tienes la oportunidad de socializar con otros fumadores, ya sea pidiendo fuego, ofreciendo fuego, o quejándote de la ley antitabaco (y por "socializar con otros fumadores" quiero decir hablar con chicas guapas). El caso es que mientras fumaba mi cigarrillo salió del bar una verdadera belleza de cabello negro con un corte precioso, que le enmarcaba su carita redonda de rasgos infantiles y dientes como de conejito, un vestido muy corto algo suelto, de ésos que se usan mucho últimamente, y una sonrisa que me dejó plantado en mi sitio. La situación era además muy favorecedora, pues no había nadie más fumando aparte de mí, supongo que por lo fría que estaba la noche. Se me acercó y me dijo, con una voz ronca, pero no grave, que se escuchaba terriblemente sexy:
-¿Tenés fuego?
A lo que yo de inmediato respondí:
-.....
En efecto, no respondí nada, estaba harto nervioso en ese momento. Pero sí pude sacar mi encendedor y prenderle su cigarrillo arrugado marlboro rojo. Se alejó un par de pasos y se puso a fumar mientras tiritaba y el viento jugaba con su cabello y su vestido.
Cuando logré salir de mi shock inicial, hice mi mejor esfuerzo para reunir el valor necesario y abordarla con alguna frase ingeniosa e inteligente. Y quién sabe cómo, pero reuní el valor.
-Hmmm... este... ¿No tienes frío?
Bien, lo acepto, fue tal vez la frase más perdedora para comenzar la plática con una chica en toda la historia de la humanidad. O no. Debe ser la segunda, la primera es la famosa joeliña: "Amiga, ¿Porqué tan solita?". Pero con todo y el destacado segundo lugar de mi frase perdedora, se acercó a mí y me respondió que en efecto, tenía frío, que se había olvidado dentro el abrigo, que de todos modos no le serviría mucho porque no era muy largo y que a fin de cuentas estaba dispuesta a aguantarse el frío porque no le gustaba usar pantalones.
Y después seguimos charlando de las cosas usuales. Las peores de las que puede uno charlar si quiere mantener el interés de una chica, por cierto, pero a la vez las únicas que te salen de la boca cuando estás en una situación así: Que de dónde eres (de Argentina), que de que parte (Buenos Aires), que cuánto tienes acá (poco tiempo, pero me voy a quedar a radicar acá una temporada después de que vaya a mi país a arreglar papeles). En fin, que la chica, por suerte para mí, era de ésas "re-simpáticas" que pueden charlar horas y horas de cualquier cosa. De pronto me vi a mi mismo haciendo comentarios de verdad ingeniosos e inteligentes.
Pero no pasaron horas, pasaron apenas unos minutos cuando un tipo mal encarado sale con el abrigo de mi nueva amiga y cierra el espacio entre nosotros. Lo primero que pensé es que era su wey, pero algo en el lenguaje corporal de ella me dijo que no, de hecho me dio la impresión de que se había sentido un poco incómoda con la llegada de su cuate. Así que me valió madres, saludé al wey con un buen apretón de manos y seguí platicando como si nada. Pero obviamente ya no fue lo mismo, el momento había pasado.
Al regresar a mi mesa, le conté todo al Dudu, quien de inmediato se dio a la tarea de localizar en el lugar a la chica, basándose en mi descripción. La descubrió sentada a la barra.
-¿Es esa de allá wey, la de vestido?
-Así es, ésa de cabello corto ¿A poco no está bien linda?
-Sí wey, pero no mames, ya la había visto el otro día. Creo que es vieja del pelón de la barra.
Y sí era. Esa noche la volví a topar fumando creo que tres veces más. Siempre salía yo primero y luego ella, excepto la última vez que yo salí en cuanto la vi pasar, ya nada más por chingar. Y es que en cada ocasión el pelón de la barra enviaba al tipo mal encarado a cuidarla de mí. Específicamente de mí porque fui con el único que platicó esa noche aparte de los dos amigos del pelón, uno a cada lado de ella, como guardaespaldas. Especialmente de mí por esa injustificada mala fama que tengo de bajarle las chicas a amigos y no tan amigos, bien conocida por todo el personal del bar. Cada ocasión fue lo mismo: cruzábamos un par de palabras y de repente se aparecía el tipo ése entre ambos. Por supuesto que su misión fue todo un éxito, supongo que pocas chicas se dejarían conquistar teniendo al amigo de su novio al lado.
Sobra decir que cuando por casualidad mis ojos se cruzaban con los del pelón de la barra, el tipo me miraba con una mezcla de odio y rabia contenidos (y con "por casualidad" quiero decir que yo le buscaba la mirada con el único objetivo de amargarle la noche). Entonces fue cuando reflexioné, y me preocupé un poco ante la posibilidad de recibir todos mis tragos con escupitajos de ahí en adelante.
La cereza en el pastel fue al final de la noche. El pelón platicaba con la chica fuera del bar, cuando nosotros salimos. Ella me vio y me sonrió. El me vio y me lanzó otra mirada cargada de odio. Cuando el valet trajo el auto y lo abordamos, ella se despidió de mí agitando la mano y sonriendo. Dudu pudo observar mientras nos alejábamos cómo su charla se tornaba en una acalorada discusión.
Después de esa ocasión la volví a ver un par de veces más, y se repitió la misma historia de la primera noche. La última vez antes de su regreso a Argentina para arreglar papeles, incluso estuvo un rato conmigo en la mesa, ante la mirada impotente del pelón. Charlamos y reímos y tomamos dragones y no debimos porque ella tuvo que ir a vomitar después y hasta para avisar que va a al baño a vomitar es "re-linda". Por supuesto los cuates del barman se encargaron de arruinar el momento.
La volví a ver hace poco. Regresó para radicar en la ciudad por varios meses (cuando menos), y ya no tiene nada que ver con el pelón. El problema ahora es que se volvió amiga de todos los del bar y es imposible tener un momento con ella. Siempre trae alrededor dos que tres perritos falderos. Y como yo nunca he sido perro, sino más bien lobo, sencillamente ya no le hago caso. Dejo que ella se acerque a saludar y no hago nada por retenerla conmigo.
Después de todo, soy muy paciente y sabré esperar el momento adecuado para lanzar un ataque rápido y fulminante.
Mientras tanto, nada de whisky para mí. Ahora sólo bebo cerveza en botella y tapada, gracias.
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Me llamo Leo, y si no hubiera sido informáticoempresarioconsultordesistemas, habría sido barman.
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que buena historia men. Esos lunes de zydeco son de lo mejor.
ResponderBorrarATTE EBRIAN
Shhhh...No digas el nombre del lugar, estoy tratando de proteger la identidad del primo de mi amigo.
ResponderBorrarPinche mamon, esa frase tuya si que quedo en segundo lugar
ResponderBorrar¡Chingá, que no me pasó a mí!
ResponderBorrarLe pasó al primo de un amigo...
jajajaja, ay Leo, si no fuera porque eres un chico: "Soberbio, ególatra, cínico, intolerante, manipulador y mentiroso" no te adoraría tanto y diría que eres un mamón! jajaja, no es cierto! :P
ResponderBorrarademás te sale más económico sólo beber cerveza! :P
Saludos! :)
Cecilia
Sí es más barato...para el primo de mi amigo :D
ResponderBorrarmuy buna historia
ResponderBorrarGracias por comentar, Don José. Vienen más historias de éste tipo pronto.
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